Hemos de actuar en defensa de nuestros
intereses, ante los abusos que practican personas físicas o jurídicas que se
consideran rectos servidores del orden establecido. Detrás de ellos, existe algo
más que el negocio que los aviva, sabedores que la gente no rechista por evitarse
molestias y, a lo sumo, se lamenta como cobayas heridas.
Fijémonos en las facturas de electricidad o
gas, por ejemplo. Cuatro cifras de decimales, con importes estimativos (es
decir, a bulto) siempre a su favor, tomando el dinero ajeno anticipadamente sin
interés y, cada mes, cobran sin ver el contador. En último término, si no pagas
cortan el suministro y te producen un sin fin de problemas. Están llenas de conceptos
que no son sino un galimatías que sólo los técnicos pueden descifrar; en ellas,
además, facturan sus inversiones como si
fuéramos accionistas ampliando capital, pero exentos de dividendos. Inversiones,
por otra parte, que nadie controla y nunca finalizan, dado que si vuelven a
poner nuevos equipos o se van de comida los consejeros, lo pagamos con nuevos
alquileres, nuevos ajustes o nuevas tarifas. ¡Una inmoralidad! ¿Qué les costará
producir un kilovatio? ¿Cómo lo calculan? Ni ellos mismos lo saben. Se los venden a nuestros políticos, que
aceptan, temerosos de ir al paro.
Y ¿qué decir de las comunicaciones
telefónicas? Facturan hasta uno, dos, tres… segundos; y me pregunto, ¿qué se
hablará en ese tiempo? No se habla pero roban. Lo hacen partiendo de un mínimo
asegurado que ni siquiera se consume. Por supuesto, tienen la sartén por el
mango: si facturan llamadas sobre Afganistán, (donde no tienes a nadie con quien
hablar) por buenas composturas, devuelven el importe haciéndote un favor; eso
sí, ni se nos ocurra devolver el recibo,
que bloquean la línea telefónica y vas
al pozo: te meten en las listas de morosos (ASNEF) y no hay cristiano que te
saque. Lo curioso es que hay que agradecerles, al ser compañías privadas, su
competencia: Colocan a representantes patrios
evitando incrementar el paro. Prejubilan a españoles de a pié sin aumentar
el desempleo, (que trabajen por libre)
contratando, por el mismo precio, a cuatro veces más de mano de obra extranjera
que comen poco. Y es que las comunicaciones se ubican en cualquier lugar, así
que venden las bases de datos de sus clientes al mejor postor para que nos
aburran dando a conocer sus productos y estemos informados. En fin, unos
benditos marcando precios sin medida.
Que lejos y que cerca estamos de aquellas
entidades que venían a casa a cobrarnos el recibo de la luz, del teléfono, la
letra o avisarnos del vencimiento de la contribución. Me evocan a las de hoy
que, sin saber el porqué, las asemejo al tráfico de drogas: Regalan y especulan
hasta crear la necesidad y luego, sin poder desengancharnos,
arruinan y matan hasta llevarnos a la tumba. ¿Qué sería de nosotros sin ellas?
No hay entidad financiera que se precie, que no compita por sacar una comisión
nueva con la que recaudar. Dan o venden tarjetas para cobrar por usarlas o no
usarlas. Por tener o no tener dinero en la cuenta. Por mandar o no mandarte una
carta. Por ingresar, por reintegrar: por todo cobran. ¿Hay algún concepto por
el qué no lo hagan? De existir, comuniquémoslo al Banco de España para que
ejerza su control imponiéndonoslo ¡Es su labor encomiable! Y es que hay tareas farragosas. Hechos ininteligibles. Y no
pasa nada: Ni se resienten los tributos ni se calman los delitos porque prescribieran
las Primas únicas y, si llega el
caso, se indulta a un consejero a tenor de lo que sabe o vale, (¡gana más que 1300 trabajadores juntos!) o son condonados préstamos millonarios a personas importantes, mientras a
otras ¡igual de importantes! lanzados
sin escrúpulos, quedan en la calle por embargos mezquinos. Eso sí, hay
entidades financieras arruinadas por
dirigentes sin responsabilidad, mientras otros aguardan a retirarse para
pellizcar un buen puñados de millones, compensados con los intereses y
comisiones que nos cobran. ¡Qué pena! Si no rebajan sus tarifas, domiciliemos
los pagos en nuestra casa y, antes de liquidarlos, comprobemos si son o no
correctos. Devolvámoslos si es preciso porque hemos de exigirnos (y a ellos
también) Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad.
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