Europa arde, está en llamas, en peligro de
desvencijarse, pero no sucederá. Se sofocará el fuego incendiario y el pánico
cesará, volviendo a la senda de la alianza política que fue vetada. Será la
necesitada unión, la que hace la fuerza y establece la igualdad, la que optará por medidas esenciales para que así
sea.
Los Estados que forman parte de la U.E. y
tienen al euro como el instrumento de cambio, han de renunciar ¡de inmediato! a su soberanía financiera
de la que, sin orden ni concierto, se han servido arbitrariamente. Han de
someterse a un imprescindible y riguroso control, para que sus economías vayan
en la misma dirección y se normalicen, estableciendo la confianza a la
ciudadanía y a los mercados, mediante la garantía de sus depósitos a los
primeros y asegurando a sus acreedores el cobro, a su vencimiento.
Los respectivos Bancos centrales deben estar
dirigidos por una única política. Formar parte de una misma empresa, de una Gran Empresa multinacional europea de la
Unión, que realizará las funciones necesarias para sacar adelante no a un
determinado país (débil y asustado), sino a la totalidad de los países que la
forman; es decir, a la propia Europa del euro y, por consiguiente, a sus
ciudadanos. Se convertirán en sucursales dirigidas por técnicos, que no
políticos, aunque sean éstos los que en la cúspide influyan con sus tendencias
y estrategias, de conformidad con el mandato de sus electores.
Europa está ante un depredador que va eliminando, poco a poco o como surja, a cada
Estado miembro, aprovechando las circunstancias propicias que se han dado y se
darán (de no remediarlo) sin detenerse (no puede evitarlo) hasta acabar con
todos ellos, progresivamente. Son los mercados insaciables que, aun estando en
territorio propio, se auto alimentan saltando fronteras y arrasando a quienes enferman,
se debilitan o dudan, inconscientes o temerosos (ambos) de su voracidad.
A Europa no le queda más solución que reagruparse
ya. Es urgente y vital aunar filas en torno a un sistema y una jefatura, cerrar
puertas y flancos abiertos, brindar sus
fronteras y reforzar sus murallas, instituyendo sus propias defensas, si no
quiere sufrir una ruptura democrática. Y una vez se cedan las soberanía citadas,
sin condiciones ni interferencias de ningún Estado, al amparo de las enmiendas
aportadas y disponiendo de los medios y recursos de todo tipo, la Gran Empresa elaborará las medidas
precisas, sometiendo con sus mandatos a
las entidades financieras correspondientes (estén donde estén) con Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad
y salvaguardando su moneda de las del resto, sean dólares, libras esterlinas o
francos suizos.
Los presupuestos Generales de cada estado
miembro, serán elaborados de acuerdo con el montante que designe la Gran Empresa constituida. Un importe
total en el que no quepan partidas que añadir, acabando con las frivolidades de
políticos, ayuntamientos, comunidades o estados, inhabilitados para emitir
empréstitos. Sólo la Gran Empresa tendrá
en exclusiva tal facultad. Marcará, en su caso, los destinos y la distribución.
A partir de tan sencilla idea, podrán
argumentarse cientos de formulas más, de excusas o razones para llevarla o no a
cabo; podrán existir diferencias a la hora de materializarla o, incluso,
excepciones para catástrofes o duros imprevistos; pero si la misma no se
realiza, el enemigo invisible que no cesa, tarde o temprano, derrumbará los
cimientos forjados y todo porque alguien, (tal vez, me equivoque) se obceque en
unas (lícitas) convicciones erróneas, tenga otros fines o sea un aliado oculto
del depredador.
Después de la total soberanía financiera
surgirán otras nuevas: Cesiones mercantiles,
fiscales, laborales, que serán muy beneficiosas para todos, hasta que el
euro valga igual en cada uno de los países que forman la Unión europea.
Como cité, el tiempo apremia, por lo que
sería conveniente, pasadas las elecciones griegas, un cierre temporal de los
mercados, durante unos días, en la zona
Euro, para restaurar la confianza, informar de la realidad y solidez de la Gran
Empresa y hacerla efectiva antes que llegue el invierno. Mientras tanto que
la Paz y el Amor nos unan.
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