miércoles, 10 de octubre de 2012

EN BUSCA DE UN SISTEMA EQUILIBRADO



No son pocos los lectores del blog Ciudades ocupacionales que me han preguntado cómo pretendo innovar un sistema capitalista (económico, social, políticamente) y,  en él, hacer posible que sus ciudadanos hallen la felicidad.
 Les respondo que las personas sustituimos constantemente una preocupación por otra, para tener siempre con qué inquietarnos. En su resolución, en la lucha por anular tales desvelos, en cuyo destino se encuentra la felicidad, está la misma felicidad, que no es ni más ni menos que el apropiado camino que recorremos. La felicidad es la esencia, la energía de un esfuerzo, el reflejo, la satisfacción, el clímax de haber llegado o cumplido los propósitos positivos que nos hemos propuesto. Y más aún, se perfecciona dándola a conocer, transmitirla a las personas queridas, compartiéndola con entusiasmo y humildad. En el lado opuesto, se encuentran el miedo o el pánico, el aturdimiento o la falta de reflejos, la ansiedad o el estrés, el desconsuelo o el estancamiento negativo que nadie, en su sano juicio, quiere para sí.
Al implementar la innovación del sistema capitalista a través del P.C.O., de los que tanto hablo, se ha puesto el énfasis en las palabras Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad (dadas por supuesto pero que no se llevan a cabo), para que sean el permanente camino hacía la resolución de los problemas, hacía la mejora de los comportamientos, hacía la discusión enriquecedora y los acuerdos. Ajustándose a las mismas, prevalecerán el respeto, la libertad y la no prohibición a casi nada. En definitiva, nadie puede evitar por una ley que ésta no sea vulnerada. Por consiguiente: sí a la flexibilidad en su redacción; sí a la inflexibilidad en la aplicación de la misma.
Se hace imprescindible, no obstante, que el poder, los poderes, den ejemplo al pueblo, “al pueblo que siempre tiene razón y no se equivoca”, con cuya definición discrepo, al entender  que la mayoría de nosotros estamos, en mayor o menor medida, manipulados, con los ojos vendados, dando vueltas a la noria extrayendo el agua del pozo como animales de carga, para que tales manipuladores la acaparen. Será difícil superar tal pensamiento de la gran mayoría de la gente y sólo el tiempo podrá difuminarlo  erradicando las corrupciones, los privilegios, los enchufes, aplicando la ley “igual para todos”; constatando, además, que esa es la norma: andar y mantener el camino en tal dirección. No es posible, o mejor dicho, a nada conduce, predicar sin dar ejemplo.
Ya va siendo preciso recapacitar, dejarse de veleidades, de enfrentamientos estériles: todos nos vamos al garete. Recuerdo, por si lo han olvidado, que la muerte no se anda con miramientos y a todos nos toca la hora. Es una oportunidad única para los que están en  el poder confesar sin reparos y ganar CONFIANZA que es lo que la gente necesita. Sobran las palabras que suenan a huecas y nadie las cree. Es la hora de obrar, actuando en beneficio de la comunidad  y no de otros intereses. Todo lo demás, independencia incluida, son cuentos, cuentos políticos que no hacen sino dar miedo. 
¿Quiénes sacan partido de todo ello? 

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