sábado, 13 de abril de 2013

LA TEORÍA DEL CUADRÁNCULO: UNA MEDIDA POLÍTICA


El PCO-Proyecto de Ciudades Ocupacionales que se ha de imponer en una humana y civilizada convivencia, nos habla de La Teoría del Cuadránculo procedente de las palabras “cuadrar” y “culo”, como medida política importante para que una parte posterior de nuestra anatomía no se asiente de manera in saecula saeculorum en la poltrona de un poder que con la muerte, afortunadamente, deja de ser en muchos casos voluntad única del individuo por perseverar en ella. Así, por ejemplo, la figura del Jefe del Estado, Rey, Presidente de la República u otro que se designe, no ha de mantenerse, ni presentarse a una reelección, por más de dieciocho  años, aunque él lo quiera. ¿Qué pasaría? Realmente nada. Nada que no pueda enmendarse al cabo de otra docena y media de años nombrando a otro individuo; porque en definitiva es cuestión de personas no de cargos, ni de oficios, ni de nada que se le parezca, dado que todo es prescindible; ni siquiera lo es el Dios que veneran las religiones. La historia nos muestra que su existencia no es cuestión de telas, estatuas o suntuosos  edificios en los que se negocia con su creencia. Nuestro Rey, el Presidente del Gobierno, el alcalde o el Presidente del Consejo de administración de una compañía por ejemplo, no tendrían que ostentar el cargo ni un día más del que estuviera establecido, por mucho que quisiera permanecer sirviendo intereses que cuadren a su culo y, menos aún, sin que la mayoría de los ciudadanos o accionistas los hayan votado, llegados por la gracia divina o con ambas manos tapándose sus vergüenzas. Ni siquiera ha de caber esa posibilidad en el cargo de cualquier otro individuo situado, más o menos visible, por muy acoplado inexpugnable y confortablemente que esté. Cargos eternos sólo es propio de dictadores u hombres llegados por la fuerza que se consideran imprescindibles. ¿Qué hubiera pasado si la Segunda Guerra Mundial la hubieran ganado los del otro bando? ¿Continuarían por la gracia de Dios o por el poder de la fuerza de Hitler e Hirohito, Mengele y la Unidad 731 respectivamente?
Dentro del PCO, este un grupo de medidas políticas contemplando la financiación de Partidos y Sindicatos que, entre otras, habrá de realizarse obligatoriamente por todos los ciudadanos, mediante una pequeña cuota, a través de la Declaración de Renta y Patrimonio, designando una casilla al efecto y elegir a la organización que crea conveniente.
¿Alguien se preguntará por qué el ciudadano ha de pagar obligatoriamente a partidos políticos y sindicatos? La respuesta es obvia. Responden a los intereses de los ciudadanos, procurándoles una forma de vivir ordenada y defendiendo los intereses individuales de las personas trabajadoras, respectivamente. Con esta y otras medidas se trata de dar mayor importancia al hombre que a su cargo, empleándose en vivir para trabajar y no en trabajar para vivir, dado que el hecho de estar ocupado, produciendo su cuota de producción, toda persona podrá subsistir.
El sistema capitalista atribuye todos sus problemas echando la culpa al empleado por trabajar demasiado poco y ganar excesivamente. El Gobierno incluso reduce los sueldos de los funcionarios. Nada se dice al respecto de las responsabilidades de ejecutivos, de empresarios y de su rendimiento, de sus elevadas retribuciones, de sus contratos de futuro, de tantas argucias con las que nos sorprenden. Pues bien, para ellos (personas también) está ideado el PCO-Proyecto de Ciudades Ocupacionales, dejando claro que: Los que ejercen la labor pública pueden desempeñar estupendamente  trabajos privados. Los ejecutivos irreemplazables quizás no lo sean tanto por bien pagados que estén. La gestión y la reputación de algunas empresas pueden ser difíciles y criticas. Los resultados han de medirse cuando están consolidados, así como sus recompensas. Lo privado no es mejor que lo público; quien así lo pregona que aclare su interés. El despido y la sindicación también lo será para los funcionarios. Lo ideal del capitalismo consiste en privatizar los beneficios y nacionalizar las pérdidas. Lo peor del comunismo es la falta de libertad para decidir que los bienes son de todos. Nuestra propuesta flexible y permanente está recopilada en el PCO, que entre muchas más medidas se contempla La Teoría del Cuadránculo. ¿Alguien había pensado algo político tan significativo?  

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