domingo, 16 de marzo de 2014

ACTUAR AISLADA Y PERSONALMENTE



Estoy plenamente convencido que la única forma de eliminar las crisis, que tan a menudo nos sacuden, es efectuar un cambio de sistema. Si esto no sucede saldremos de una, de otra y de  otra, pero muchos acabaremos con ellas porqué siempre hacemos lo mismo. ¿Qué pasaría si persistentemente, en nuestra casa,  gastáramos más de lo que ganamos? ¿Cómo pretender adelgazar comiendo los mismos bollos cada día? Podemos arrepentirnos, sí, pero de continuar  robando, no dejaremos de ser unos ladrones. Los gobiernos tendrían que darse cuenta de ello.
Ni pie ni cabeza tiene predicar que  seamos pobres, humildes, misericordiosos, viviendo ellos (los predicadores) entre lujos y riquezas. Mientras una persona tenga que buscar en los cubos de basura para poder comer, ninguno de nosotros deberíamos hacer bien la digestión. Y ¿qué decir de quiénes han de darnos ejemplo?: Son como ratas huyendo cuando el barco se hunde.
No consiste en decir lo que la gente sabe y quiere oír; se ha de expresar lo que hay que hacer para conseguir eso que nos gusta oír. Pensadlo, debatidlo y, entre todos, lleguemos a un acuerdo. Para comenzar, el político debe ser responsable de sus palabras, pagar caro sus mentiras y, lo más importante, equipararse al resto de los ciudadanos, los cuales, igualmente, no tienen por qué ser estimulados con prestaciones o beneficios superiores. Ejemplo: si el Rey cobra al año 300.000 euros, nadie del Erario público debe percibir menos de 17.647 euros.
No se pueden dar consejos, buenas palabras o animar desde el Vaticano, ni hacer política desde la Zarzuela o la Moncloa. ¿Qué saben los que allí moran de las necesidades de los de a pié? ¿Vivirían con, pongamos, mil euros al mes? ¿Están al tanto de sus penurias?
El ser humano es un animal más de los muchos que existen en la Naturaleza. ¿Cuál es su principal característica? Seguramente, la de tener compasión por los demás y por sí mismo. Seguramente también, la que le conduce a su aniquilación. Establecer las normas necesarias, para evitar los males que nos acucian, sería una de las principales medidas a tomar. Fácilmente nos pondríamos de acuerdo en los problemas, pero difícilmente en los remedios. Y eso es algo sorprendente: aún recuerdo que dar con el planteamiento, inequívocamente, nos llevaba a su solución. Sin embargo, en política es al contrario: Apenas si se resuelven. ¿Existen intereses para que así sea? Sí, con seguridad. Casi todos coinciden en lo nocivo de los paraísos fiscales, las economías especulativas, el dinero negro, etc., sin embargo, ¿qué lo impide?
En España, por ser más concreto, la mayoría de las voces sensatas abogaban por la supresión de las diputaciones; no obstante, ¿qué sucede? ¿A quién beneficia que no desaparezcan?  Lo diré claramente: Enturbiando el agua, su claridad brillará por su ausencia. ¿Acaso, desde un despacho  (en la capital, en las alturas) se cocina mejor  las gachas que han de comerse en los pueblos?  Señores del Gobierno, ¿para quién gobiernan?  Que sus eminencias sepan, que ni a los paletos pueden tomarnos el pelo. Argumenten lo que quieran, pero una comida que no se hace en la cocina o una obra que se realiza sin verla es como un cura que no celebra misa o un abogado que no asiste al juicio.
Leí un cartel decía: “Si a usted no le gusta el matrimonio gay no se case con homosexuales. Si no le gustan las drogas no las use. Si no aprueba el aborto no aborte. Si no desea  el sexo no lo haga. Si rechaza la pornografía no la vea. Si está en contra del alcohol no beba. Si no quiere que violen sus derechos,  simplemente, no viole los de los demás”. El hombre es un animal, que dentro del enredo de la vida, se comporta aisladamente de manera satisfactoria.

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