sábado, 19 de julio de 2014

LA MARCA ESPAÑA



Desde que tenía siete años vengo escribiendo diariamente, rellenando hojas de papel con los hechos, circunstancias y pensamientos más destacados de mi vida ¡Qué error! ¡Qué horror! Ojalá hayan leído mi antepenúltima entrada en este blog y se darán cuenta porqué lo digo. Hoy, avanzado el tiempo, vuelvo a leer aquellas notas, que transcribo seguidamente, y al comienzo de un año escribía:
Compromisos personales: 1.- MENTENER SIEMPRE UNA ACTITUD MENTAL POSITIVA PARA LO CUAL: a) Miraré la vida no tal cual y como es, sino cómo puede ser. b) Trabajaré con alegría y entusiasmo aunque ello, por supuesto, me cree tener que hacer sacrificios importantes. 2.- ACEPTARÉ Y APROBARÉ MI VIDA COMO ES, POR LO QUE: a) Desterraré de mi mente la idea de que no sirvo. b) Me pondré siempre en el sitio de los demás.
Compromisos laborales: 1.- ASUMIRÉ COMO MÍA LA POLÍTICA DEL BANCO Y A TAL EFECTO: a) Aceptaré de buen grado las decisiones de mis superiores aunque no las comparta b) Defenderé y respetaré a las personas que me rodean y especialmente a los que ocupan cargos inferiores. 2.- Cumpliré fielmente los objetivos que persigue mi empresa llevando a cabo: a) El logro de beneficios en mi sucursal. b) Los cupos marcados e, incluso, superarlos. Todo ello con el poder presente de mi pensamiento al responsabilizarme de que siempre haré todo lo que pueda hacer, sin escatimar esfuerzos.
En ese mismo año encontré perlas escritas como las que siguen: Reunión con la alta Dirección. El señor X dice: “El Banco paga por  éxito”. “No importa el trabajo que realicen, es decir, lo que calienten el sillón; lo que importa son los resultados”. Y yo añadía comentándolo: Me imagino que tampoco importará la fidelidad, el esfuerzo, la honradez, la responsabilidad, etcétera. A partir de ahora tendré que dedicarme a otra cosa: Uno no importa.
Años más tarde la agenda comenzaba: EL TRABAJO NO ES UN PLACER. Cuando trabajas por cuenta ajena el trabajo es dolor. Míralo desde ese punto de vista. Relaciónalo con el dinero o la compensación que recibes a fin de mes. Procura que la carga sea lo más llevadera. Por tanto, no contradigas, no innoves, no aportes ideas, sobretodo, si de ti no depende variar las cosas. Acepta lo que sea, incluso, las normas de cualquier necio. Sólo piensa que eso es a cambio de la pasta que cobras. Relaciona pues, trabajo y dinero, ambos son los medios necesarios para vivir y, por consiguiente, deja tu iniciativa en casa y comprende que la persona no complaciente es molesta. No cuestiones nada, olvida los problemas que encuentres, incluido en su caso, el cariño que pueda proporcionarte la actividad que efectúes. No digas lo que ves ni lo que sabes, ignora lo que te preguntan y, si no tienes nada mejor que hacer, vuelve pronto a casa. Enero de 19…, curtido, después de haber estado realizando siempre todo lo contrario a lo indicado, tal vez, logre así llegar a mi jubilación sin que me expriman como a un limón.
Pasó el tiempo y al comienzo del diario de otro año decía: A nivel personal mi único objetivo para este ejercicio será pasar por sordo, ciego y mudo. Más que una meta (que de mí dependa) lo es el deseo de que mi nombre esté en la lista de los prejubilados. Es una posibilidad muy remota, pero no sería la primera vez que lo probable, lo justo, lo normal no se cumple y, máxime, en una empresa como ésta donde se fomenta el odio, la competitividad, el aislamiento, la indiferencia, el mobbing, etcétera, ante un jefe incompetente que exige a los demás lo mismo que él practicó: medrar y hacer la pelota. Tengo muchos años y no recuerdo haberme sentido nunca tan mal en mi trabajo ¡Qué tristeza! ¡Qué lamentable!

No hay comentarios:

Publicar un comentario