sábado, 5 de julio de 2014

OJALÁ REFLEXIONANDO NOS DEMOS CUENTA

Es importante conocer los mecanismos sociales, económicos  y políticos actuales para realizar una mínima consideración del Proyecto de Ciudades Ocupacionales - P.C.O. del que vengo ocupándome  en este blog; sin embargo, de poco sirve si sus medidas se analizan de manera aislada, independiente al resto del conjunto del Proyecto, pues, entre otras cosas, por ejemplo,  los objetivos de rentabilidad que en las mismas se apuntan, no se limitan a los fines característicos de todas las sociedades mercantiles (ánimo de lucro) sino que, además y en contraposición, se convierten en ánimo de vida. En este caso, por consiguiente, el crecimiento del P.I.B. (Producto Interior Bruto), un factor indiscutible hoy para que el empleo crezca, no sería determinante, dado que, instaurado el P.C.O., el trabajo estaría asegurado.
El P.C.O. tampoco desarrolla un programa político partidista, ni las normas estatutarias de una asociación determinada, ni siquiera una enmienda a la Constitución española  sino, dentro de la normalidad absoluta de España, un estado capitalista liberal democrático europeo, se implementaría una serie de principios acordados, sólidos y flexibles (que los hagan duraderos) asentados en el sentido común y la razón, que beneficie la vida de los seres vivos y en especial de los humanos sin excepción (hombres y mujeres, ricos y pobres, blancos y negros, poderosos o miserables, trabajadores y empresarios, de cualquier condición y credo religioso, político, etcétera) ¡Qué la tiranía del dinero no los esclavice!  Por tanto, una vez definidos los usos y la titularidad de las cosas, en cada caso, se implementan las soluciones para conseguir los fines citados. Y reitero, que el principal objetivo es que el hombre viva como él mismo considere oportuno, sin interferir en el respeto que los demás le exigen ¡Que los hombres sean capaces de realizar sus sueños!
Copiaré unas frases leídas, no sé en cuál medio, para reflexionar:
¡Ojalá hubiera tenido coraje para vivir una vida auténtica por mí mismo!
¡Ojalá no hubiese trabajado tanto!
¡Ojalá me hubiera gustado expresar mis sentimientos!
¡Ojalá no hubiese dejado de mantener contacto con mis amigos!
¡Ojalá hubiera deseado permitirme ser más feliz!
Tales aspiraciones no son sino lamentos ante una vida que termina o, tal vez, es el pensar de un arrepentimiento que no se pretende enmendar. O, tal vez, sean los deseos de una persona poderosa o la incumplida esperanza del que pudo y no lo hizo, ya que el tiempo no espera.

Ojalá leyendo el P.C.O. nos demos cuenta que sus medidas se encaminan en esa dirección para que cualquier persona pueda realizar lo que ansía sin que por ello tenga que afirmar ser un  afortunado o sentirse repudiado. Cualquiera tendrá suficiente para vivir con un mínimo esfuerzo y podrá ser feliz trabajando en lo que mejor sabe hacer o en lo que quiera sin  ser tildado de extravagante o convertirse en anacoreta. Permitidme que os repita que soy amante de la libertad y la democracia y, por consiguiente, simplificando al máximo, de la libre decisión  y la igualdad. Creo igualmente en la economía de mercado  fundamentada en la oferta y la demanda lícita, regulada con la igualdad de oportunidades (exenta e bienes sensibles) tal como apunta el P.C.O.,  para que las personas elijan sus destinos sin tener que someterse.

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