sábado, 23 de agosto de 2014

LOS CONTROLES EFICACES NO HAN MUERTO



“El rey se apenó de la poca honradez de la naturaleza humana y la obscura galería recibió el nombre de El Corredor de la tentación. En Persia habrían empalado a los sesenta y tres señores; en otro reino los hubieran justificado plenamente y hubiesen castigado al hombre honrado. En Serendib sólo fueron condenados a aumentar el tesoro público porque Nabussan (el rey) era muy indulgente”
Es un párrafo copiado de Zadig o El destino de Voltaire, en el que el protagonista establece sencillos medios para remediar problemas y en éste fueron 64 los candidatos a ocupar el puesto de tesorero real y sólo uno superó la prueba.
Es un pasaje sencillo que me ha hecho reflexionar. ¿En España cuántos habrían pasado la prueba? ¿Qué argumento y castigo se hubieran empleado? Y la naturaleza humana, que es muy diversa (no se trata de políticos, empresarios, religiosos o truhanes, sino de personas con posibilidades)  convierte en chorizos a las personas, responde de diferentes maneras, en virtud de sus ideas e intereses, que cada cual puede analizar. Lo que si pondero del autor es la cantidad de fórmulas que establece en su relato para mediar en los dilemas y eso es precisamente (incluso por su simpleza) por lo que lo destaco. En el PCO (Proyecto de Ciudades Ocupacionales) se ensalza estableciendo controles, remedios, soluciones o medidas para interponerse entre los delitos humanos y entre los que no son capaces de resistir la tentación, comiéndose el pastel sin dejar ni una migaja a los demás. Estamos hartos de tanto mangante, pero más aún de que su impunidad se acreciente, sin que los padres de la patria (ni de España ni de Europa) pongan coto para evitar tales ladronicios. ¿Por qué no se quita de la circulación el dinero físico? ¿Por qué no abolir los paraísos fiscales? ¿Por qué no mediar en las deudas de las naciones con los que muchos trapichean?  ¿Por qué no meter mano a la droga, trata de personas, prostitución, religiones y mangantes que se vanaglorian con la falta de castigo de la que gozan? Sencillamente porque no quieren, son  ellos mismos los protagonistas o alguien que les beneficia y eso no es cuestión de mayorías, democracias, libertades o totalitarismos: Naciones Unidas nos da ejemplo teórico de lo que en la práctica no lleva a cabo. Tantas guerras, tantos crímenes, tanta hambre, tanta corrupción y ahí siguen campando a sus anchas los tiranos, presidentes, segundones que aplauden a su jefe, instigadores a la paz con la boca abierta, mientras sus negocios se agrandan matando a inocentes. Menos hablar y más hacer, menos predicar y dar más trigo, menos engaño y más honradez.
“Gentes raras, inquietas. Nunca se conforman con su condición de pobres, como manda Alá y aconseja el Profeta” (Agustín Gómez Arcos). La ley se cambia o se hace nueva, pero nunca a  conveniencia de la gente humilde.  ¿Por qué no se modifican las herencias? ¿Por qué no fomentar estímulos no materialistas? Los muertos no vuelven a disfrutar de los bienes o derechos  que consiguieron con esfuerzo, cesión, trabajo, suerte,  rapiña, engaño o delito. La vida es corta y la codicia serviría para bien poco. La igualdad de oportunidades crecería y el valor del hombre no sería robar sino ser honrado. Sencillos métodos que el P.C.O. propone y que nadie quiere hacer caso. Está claro, que una mayoría de personas no quieren desasirse de su propia mierda. Y la dejan en su testamento para que sus herederos la tiren. Son tan ignorantes, que ven valor en lo que no lo tiene y creen que los demás verán lo mismo. Y ellos, los listos, que lo saben; potencian la ley de la codicia engañando y consagrando la propiedad privada de los muertos. ¡Pero si los muertos no existen! Robaron. Mataron. ¡Qué importa si no les pillaron y triunfaron! Lesa sociedad que ampara crímenes defendiendo su historia.

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