sábado, 10 de enero de 2015

Intenciones para 2015



El año 2015 comenzará con unas 2000 personas con cargos políticos imputados judicialmente. Ninguno de ellos, ni sus familiares o amigos más próximos, son desempleados pese al abultado número de ellos. El paro, esa lacra social, es vergonzante y, más aún, que las autoridades lo permitan. Que alguien pase hambre, no tenga dónde dormir o necesite de la caridad para comer es, a todas luces, una inmoralidad, pero ¿qué puede preocuparles a los incriminados?
Corrupción y desocupación pueden cortarse de raíz. 
El Sistema que nos gobierna, un capitalismo extremado, es avaricia; la prudencia sobrada, que emplea la Iglesia que nos rige,  cobardía; y el valor del PCO que vengo divulgando, tal vez, precipitado. Ni avaros ni cobardes: atrevidos. Los que no tienen trabajo a trabajar. Los que delinquen al trullo, una vez, con sus familiares y amigos más próximos, haya soltado el lastre de sus fechorías. No aumentos más gastos, y que a ninguno les falte de comer con su trabajo o en la cárcel. En eso consiste poner los medios adecuados.
Dicen que el cerebro  reptiliano nos da respuestas más primitivas; sobre  el hambre, la sed, el miedo. Es agresivo: no piensa ni siente, actúa. Dicen igualmente, que el sistema límbico no sabe mentir y evidencia señales corporales evidentes e inevitables manifestando sus emociones; por consiguiente, ¿hemos de avanzar en la cultura de los derechos humanos y las libertades que alimentaron el progreso social con la Revolución liberal inglesa del siglo XVII o en la diferencia de clases e industria social que también proclamó?
No olvidemos, que la diversidad de clases o castas se dan por la absoluta falta de igualdad de oportunidades de las que carecemos y que el sistema liberal nos ha traído el capitalismo  actual que domina la política. Será necesario ir anotando  impresiones públicas que al respecto se realicen e ir comparándolas con las propuestas del presente blog, teniendo presente que los castigos no están en consonancia con los beneficios que se obtienen por sus causas.
Al que se queda en paro hay que darle trabajo para que pueda vivir, no sin antes, si es preciso, se coma sus ahorros e, incluso, propiedades que tenga. ¿Qué decir de los delincuentes que roban, matan o, con altruismo, ánimo de lucro u otras tretas, corrompen, estafan o engañan?
Las leyes demasiado benignas rara vez son obedecidas. Las leyes extremadamente severas rara vez son cumplidas. En su lugar cabe la disciplina, las normas, la educación, la cultura, la razón, independientemente  de las circunstancias, costumbres y creencias. Convendría examinar en cada caso el origen de las cosas y el destino al que han llegado.
Es bien para todos no tener que llegar a guerras, revoluciones, luchas de clases, revueltas… pues estamos viviendo en el mejor de los lugares conocidos y no hemos de renunciar a él. A alguien le oí decir, qué la gran desgracia de nuestro tiempo es que la virtud sea una rareza y la maldad tan común y, aunque no comparta fielmente tal expresión, si apuntaré que la avaricia no conduce a nada (¡Hay que morir igualmente!).  Y por mucho poder o riqueza que se almacenen, la ansiedad, el miedo, la pena, el asco, la sorpresa, el desprecio, el amor es igual para todos.
Comprendo que los caminos recorridos no se pueden desandar, por eso no hemos de confiar más en quienes nos han engañado siempre. Necesitamos de  memoria, entendimiento y voluntad y no votarles. Exijamos más a los partidos políticos y a sus responsables.

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