sábado, 16 de mayo de 2015

MEMORIA Y MEDIOS



La memoria es como un crematorio o cementerio donde se queman o entierran los recuerdos, un camino angosto que se estrecha hasta desaparecer con el paso del tiempo. Pero existe una memoria universal que no desaparece y así, desde hace casi dos mil años, presente entre infinitos recuerdos, se conservan los escritos de la vida de Cristo y también los de algunos de sus seguidores que se arrogaron su representación para mercadear y montar un fabuloso negocio que, por cierto, aún perdura. E, igualmente, no hace tanto, las ideas de liberté, égalité, fraternité de la Revolución francesa o la marxista/comunista a favor del proletariado que, simplificando,  algunos o Stalin con sus crímenes, condenaron al ostracismo. Unas positivas otras negativas. Todas creadas por los hombres y, por tanto, susceptibles de ser modificadas; sin embargo, la vida y la libertad son heurísticas e irrenunciables. Sin la primera nada es posible. Sin la libertad, sin la propia voluntad de decidir, todo es diferente.
Es negativo que todo nos llueva del cielo y/o conseguir las cosas que deseamos sin esfuerzo. Nada hay que colme de más satisfacción que lograr una meta con mucho sacrificio. Lo que vengo a decir, es que todo no nos ha de ser dado, que el Estado no tiene por qué ser un  padre generoso, pero tampoco un padre tirano mirando  a otra parte o que se desentienda; prefiero un educador al que obedecer, que permita tome mi propio camino aunque me equivoque; no obstante, ¿por qué no permitir que se regulen ambas formas con justicia? Justicia no es sinónimo de igualdad. Quede claro.
En su recorrido, la memoria, que es muy selectiva, quemó muchos mandamientos y sólo quedaron tres, me dijo un buen amigo: No robarás. Trabajarás y Guardarás. Y añadió: Con su cumplimiento todo marchará mejor. Alguien, sin embargo, me apartó para susurrarme al oído: Deberemos matar a  políticos o prescindir de algunos de ellos, porque a los políticos cumplir lo primero les resulta imposible y el fuego, inevitablemente, les quema.
Tan radical afirmación me pareció un tópico y éstos acudieron a mi caletre: Desde que el mundo es mundo los pobres, la prostitución, los ladrones han existido. Nada más lejos de mis ideas ¡Qué error! Mantener una lucha constante contra la domesticación recibida, asentada en principios tradicionales, muchos de ellos sin fundamento, es lo que hago. Y memoricé las frases del Dr. Miguel Ruíz, obtenidas de la sabiduría tolteca, que transcribo: Hay que ser impecable en nuestras palabras. No tomarse nada personalmente.  No hacer suposiciones.  Haced siempre lo máximo que se pueda.
Y pensé: Ojo con las palabras que son la fuerza que nos libera o nos esclaviza. Nuestros miedos nos mandan. Por tanto, sólo uno mismo sabiendo como es, puede  afrontar lo que se proponga; sobran las conjeturas. Es la acción la que hace que el hombre deseando la felicidad, se sienta feliz.
El poder de la voluntad es mucho más potente que el de la memoria, pero sin ésta aquél, la mayoría de las veces, se vuelve tibio, se relaja y se deja llevar por el mensaje del momento. Es un hecho contrastado que viene sucediendo y provoca guerras, revoluciones, golpes de estado que, de haberse mantenido en la memoria fresca, se hubieran evitado.
Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, y votaremos como siempre, sin hacer memoria ni recuento, olvidando, al instante, que se vive cada día. No es cuestión de cambiar a  personas (que eso es vegetativo) y sí de ideas, esfuerzos y trabajos implantando los medios para que todo el mundo tenga ocupación y, por tanto, salud y comida, educación y cobijo, dignidad y justicia; los medios para evitar que se robe, se rían de nosotros, nos tomen por tontos o se  consideren superiores. Y con nuestra libre voluntad, más adelante, decidir innovar el sistema social, ya que hay muchas formas diferentes de hacer las cosas y más aún en política o en economía. Está en nuestras manos si no olvidamos que la cabra cambia de pelo pero no cambia de leche y sólo se trata de conservar la memoria y emplear otros medios.

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