sábado, 11 de febrero de 2017

ENFRIANDO LA CODICIA


Piense en el sueldo que su empresa le paga y compárelo con el que más gana en la misma. ¿Qué proporcionalidad hay entre ambos? En general, todos los trabajos son necesarios, desde el más modesto hasta el más alto, pero ¿las diferencias salariales en la misma empresa, están en consonancia con lo que cada cual realiza? El salario más bajo en el BBVA imaginémoslo en 30.000 euros anuales y el más alto, no se lo imagine, ¡5.500.000! que, sin contar planes de pensiones, seguros de vida, gratificaciones, gastos de representación, bonus y otros,  viene a ser casi unas 185 veces más que el anterior, es decir, la diferencia que hay entre el señor que atiende la ventanilla y el presidente del consejo de administración. Haciendo acopio de todo mi ingenio soy incapaz de concebir qué cometidos, responsabilidades, horas de dedicación, necesidades y demás factores que queramos añadir, llevan a la empresa a cuantificaciones tan distantes, para considerar a un hombre 185 veces más valioso o productivo que otro.

¿Por qué la ley no regula que las empresas (administración incluida) determinen libremente sus costes laborales y  establezcan una diferencia máxima entre los salarios de las mismas? ¿Nos parece 17 veces la adecuada?

Pensemos, continuando con el ejemplo indicado, que los protagonistas,  por diversas razones (dividendos, alquileres, otros trabajos, ahorros, premios y demás) obtienen otros ingresos que, por imaginar, los cifraremos en 5.000 euros para el operario y 100.000 al consejero, con lo que las rentas de ambos serían de 35.000 y 5.600.000 respectivamente: 160 veces de diferencia.

¿Qué pasaría si las rentas se regularizaran o limitaran a través de los impuestos? ¿Cómo hacerlo con carácter general? ¿Por qué (al igual que lo apuntado para los salarios de cada empresa) no hacemos lo mismo con las rentas a nivel nacional?

Supongamos una referencia: 10.000 euros como la mínima renta individual al año (teniendo en cuenta el actual salario mínimo establecido por ley y al objeto de simplificar cálculos). ¿Cuál sería entonces, una diferencia adecuada con la referencia de 10.000 elegida? Se me antoja que 53 veces más es una distancia más que considerable; en cuyo caso, las rentas de las personas físicas quedarían establecidas en un máximo de 530.000 euros y todo cuanto superara tal cifra, pasarían, en calidad de impuestos, a las arcas del Estado. ¿Qué les parece?

¿Qué hubiera pasado aplicando lo indicado, lo que por sintetizar tal hipótesis he dado en llamar La Teoría de los números primos? Veamos:

Manteniendo al señor de la ventanilla el mismo salario, aspecto potestativo de la empresa, ésta hubiera tenido menor coste salarial y su productividad o beneficios aumentarían en casi 5.000.000 euros, al rebajar los emolumentos del señor presidente a 510.000 (17 veces más que el menor sueldo). Ambos, estarían así dentro del máximo legal de rentas antes apuntado, sin penalización impositiva ni agravio, obteniendo el consejero más que de sobra para sus necesidades y caprichos, además del estímulo de engrandecer su empresa y su país, sin causar estragos entre sus empleados, que ganarían  lo suficiente para vivir dignamente.

Parte del problema de la desigualdad se resuelve con algo tan sencillo como lo explicado; basta con una ley que lo promulgue y el Gobierno la lleve a efecto. La mayoría de hombres y empresas no perderán y serán más eficientes. No olvidemos que para la avaricia lo mucho es poco y para la necesidad lo poco es mucho y, ante eso, no hay otra cosa que la cordura enfriando la codicia.

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