sábado, 31 de marzo de 2018

NOTICIAS HIPOTÉTICAS


Hoy ha entrado en la cárcel el afamado domador de perros Gustavo, el argentino que hace varios años ganó un concurso televisivo en Tele 5 con su mascota. El motivo por el cual el juez le ha llevado a prisión, con carácter provisional, se debe a la denuncia de una de sus vecinas: una mujer defensora a ultranza de los derechos de los animales y muy amiga del condenado (que no nos ha facilitado su nombre, deseando mantenerse en el anonimato) al considerar que el adiestramiento infringido a su can atenta a su honor y reputación, dañando descarada y repetitivamente sus sentimientos antifascistas.

En un principio las manifestaciones de la denunciante se tomaron a broma entre el vecindario, sin embargo, el asunto pasó a mayores convirtiéndose en una denuncia formal que el juzgado admitió a trámite por apología y enaltecimiento franquista.

El animal, un pastor alemán, lo adquirió la señora siendo un cachorro por una cantidad considerable y, pese a su alto precio y su reconocida docilidad, se vio obligada a acudir al prestigioso domador (que además de educador ejercía como psicólogo) para que calmara la ansiedad que su carácter excitable le producía. Actualmente, el animal atiende a las llamadas y órdenes de su dueña a la perfección y es sumamente pacifico, si bien, a su juicio, la ridiculiza ante un tercero (cualesquiera que sea) cada vez que se le manda sentar o que se quede quieto.

Sucede que el perro, obediente y atento al mandato, cumple la orden que recibe al tiempo que levanta su pata derecha delantera imitando el saludo fascista, recordando, no sólo a ella sino a quien lo ve, el famoso himno del Cara al Sol. Es más, lo entona y tatarea con rudos sonidos, cosa que hizo delante de su señoría cuando fue llevado ante él, por lo que a su ilustrísima no le quedó otra opción que la de incriminar a su domesticador y castigarle con la pena indicada, ante la impotencia de éste a no poder deshacer el habito inculcado.

La querellante no satisfecha con la decisión judicial, interpuso recurso exigiendo la reparación real a su problema, obteniendo por toda respuesta y única solución que matando al perro se acaba la rabia. “Está claro que en este país se va al son que marcan los curas, dando sólo satisfacción a los sentimientos xenófobos que atentan contra la libertad”, dijo la interesada.

El juez, salomónicamente, excarceló al argentino Gustavo para que arreglara el entuerto ocasionado, aunque para eso precisara sacrificar al pastor alemán. Optó el magistrado, por tal fallo, pensando que la señora renunciaría a tan horrible crimen. Pero no. La señora prefirió el asesinato antes que su perro se convirtiera en cantautor del Cara al Sol; así que Gustavo, el domador, remedió su muerte implantando en la testa del can un chip con la marcha de la Internacional que se activaba cada vez que era acariciado. Y eso gustó a la vecina, pero no así a la fiscalía que ordenó la inmediata detención del perro alegando que “incita al odio y origina sentimientos encontrados que pueden prodigarse y desencadenar revueltas sin control”.

Las emociones no son más que energía del cuerpo en movimiento a la que no se ha de temer. Se provocan por burlas, escarmientos, afrentas u otros sentimientos de animales incivilizados, susceptibles de inmovilizar. De tal suerte, y de la misma forma que las sentencias judiciales, sin atajar las historias que separan a la gente, culpan al débil, al irresponsable, al que pasaba por allí, se prohibió el Cara al sol y la Internacional,  condenando al perro a vivir encerrado en una perrera de por vida en desgracia de cuantos aman a los animales libres de nacionalismos.

martes, 20 de marzo de 2018

NOTICIAS NO HIPOTÉTICAS


La sanidad pública en Toledo capital, la sanidad de todos, funciona de pena.

Listas de espera interminables. Consultas abarrotadas, voces, carreras, agobios. El caos es lo normal. Los funcionarios estresados con tan excesiva carga, rayados, la mayor parte de las veces,  olvidan modales y educación.

Por regla general, en especialidades no atienden los teléfonos para nada, ni siquiera para dar citas como está previsto y se anuncia. En algunas, ni yendo en persona, las dan. Suponemos que temen la queja del paciente, su oposición, su comentario... Pero no. Sin avergonzarse ni ponerse coloraos, les oiremos decir que enviarán una carta indicándola. Carta que, al cabo de un tiempo (incapaces de prever) se recibirá en casa haciendo saber: lugar, fecha y hora para que la persona se presente. ¡Ah! ¡Pero sólo para determinar la cita definitiva!

Sí. Lo ha leído bien. Entonces, pasados seis meses o Dios sabe cuándo, podrá poner reparos al día u hora, que acordarán. Llegada la cita le verá el mismo o un nuevo especialista que informará lo que tiene, recetará o prescribirá rehabilitación, cura, intervención, etc., en cuyo caso, tendrá que volver a recorrer los pasos antes andados, por un camino lleno de minas,  contratiempos y burocracia exentas de responsabilidad, para conseguir, finalmente, nueva cita  siguiendo la mencionada hériga hospitalaria toledana: Impotencia. Mal humor. Continuar el peregrinaje por el desorden y el barullo. Perder los nervios, dar un portazo y mandar a los no culpables a hacer puñetas. Marcharse a casa a ver si los dolores remiten, la muerte llega y deja de penar con tan estériles esperas. Acudir a la medicina privada u otras alternativas que le calmen y le saquen los cuartos.

Es una lucha exagerada y desconocida entre un ambiente de amabilidad enrarecido que origina sudores, malas viles y dolores de cabeza, que la gente elude saturando las urgencias y los sanitarios ahuyentando a los enfermos. Éstos van a un centro privado, aseguradora o curandero si tienen posibles y aguantan si carecen de ellos o acuden a un barato, tratando de paliar sus achaques de no haber muerto antes. En cualquier caso, unos y otros, aligeran las listas de espera beneficiando a la seguridad social para que algún responsable lo anuncie a bombo y platillo y lo celebre descorchando una botella de cava. Mientras tanto, sin demora, se pagan los impuestos, que no esperan, y sus recargos crujen con saña, para que, entre otras cosas, cobren puntualmente los que tan primorosamente gestionan la sanidad jugando con la salud de la gente. Gente que, como no tiene otra cosa que hacer, se entretiene en consultas y pasillos de hospitales, criticar la sanidad y poner verde  a  políticos y mangantes.

Obsérvese que a los responsables (políticos, gobernantes, dirigentes…) les importa un bledo lo que pasa, ya que no guardan listas de espera y carecen de tales problemas; eso sí, reciben, (y lo saben) una sarta de maldiciones de los que únicamente les queda la esperanza de aguardar su bocao, que nunca llega o, la mayor parte de las veces, olvidan. Así que, desde estas líneas, sugiero a todos los votantes que anoten ya, el día de las próximas elecciones y el nombre del partido político, responsable de cuanto antecede en su comunidad, para que claven su dentellá  no votándolo y advirtiendo de su pésima gestión. Remediará, al menos en parte, la injusticia que emplean con la salud de sus enfermos. Téngalo en cuenta, que no es poco, y no crean en las promesas que hagan, ya que desatienden lo más esencial para la vida: la salud.

Por cierto, yo ya lo hice y lo anoté. ¡Qué los que mandan en CCLM esperen sentados mi voto!

domingo, 11 de marzo de 2018

IGUALDAD DE OPORTUNIDADES


El presente blog de CIUDADES OCUPACIONALES que nos ocupa (ya va para siete años) fue voluntariamente iniciado con la pretensión de que su contenido, gobernado por una escritura subjetiva como  no puede ser de otra manera, se convirtiera en un innovador Sistema social pensado para la búsqueda de la felicidad del hombre; sustentado en la igualdad de oportunidades, la democracia, la justicia, el respeto, la libertad y el pleno empleo, sin cuyos fundamentos la vida quedaría coja o desvalida. En él se han vertido principios e ideas; opiniones y juicios; anotaciones y comentarios; temas y cuestiones en definitiva, ajustados o no a las  circunstancias del momento, en aras a perfeccionar aspectos, opciones o expectativas sociales, tratando siempre a las personas con respeto (como nos gustaría que a nosotros nos trataran), dando pie a debatir discrepancias, a concertar acuerdos objetivos que nos enriquezcan y nos hagan mejores, dentro de la complicada sociedad en la que nos movemos.

IGUALDAD DE OPORTUNIDADES no es que las personas sean iguales (algo imposible) sino la posibilidad de que todas ellas tengan las mismas opciones y derechos en sus vidas y acceder de igual forma a conseguir un determinado fin. Hay muchas razones para no alcanzar éste, pero ninguna para que LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES no se dé, ya que todo es susceptible de innovarse como hemos hecho desde que el homínido tuvo capacidad de raciocinio y juicio transformando las cosas, salvando los obstáculos hasta llegar a hoy, donde el consenso se abre paso para desterrar los errores del ayer e ir avanzado en paz y con justicia, pese a la máxima población existente.

LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES se puede conquistar (todos nacemos en cueros) si se anulan privilegios, trabas, barreras y si así lo dice la Ley que hay que cumplir. ¿Cuáles son los escollos a salvar? Los poderes del Estado han de ser independientes y todos los ciudadanos iguales ante la Ley, pero por encima de ello incluso, ha de prevalecer que los citados ciudadanos posean LA MISMA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES. 

En España, no es de recibo que existan poderes permitiéndose y consintiendo, tanto a personas físicas como a jurídicas, incumplir lo antes citado. Las Comunidades autónomas, los Ayuntamientos, han de ponerse de acuerdo para que en su territorio cualquier residente pueda sin traba alguna trabajar, estudiar, acceder a la sanidad, a la justicia, a la seguridad pública, etcétera, como dice la Constitución y no al revés como sucede.

La ley ha de ser clara y no expresar contrariedades, especialmente, en lo referido a lo público que es de todos. Asignar salarios diferentes a las mismas funciones no tiene sentido (e inmoral cuando se auto-asignan). Practicar otra lengua distinta al español para trabajar o aprender en las escuelas carece de recorrido (y, si se exige, irracional e insolidario). No tener iguales libros de texto en la formación primaria y secundaria, como no saber inglés en ciencias, es de locos y disgregador (a veces, doctrinario). Arbitrar iguales impuestos comunitarios con porcentajes distintos es injusto y tendencioso (cuando no sectario).No disponer de una tarjeta sanitaria única, para ser fácilmente atendidos en cualquier parte de España, es asombroso e inaceptable (modelo de incapacidad). Eludir un mando único coordinador de las fuerzas del orden, bomberos, equipos de salvamento, es una temeridad cuando no irresponsable y así podríamos seguir con otros asuntos. Es preciso optimizar pues, recursos, conductas y rivalidades de nuestras instituciones autonómicas; que implanten las mejores e iguales condiciones en beneficio de todos: unificando compras, que las abarate; enseñanzas, que no adoctrinen a los niños; trabajos, que no explote a la gente; residencias, que los mayores gocen y otras cuestiones para aprovechar sinergias que ahora, sin debatir, se desprecian separando a los ciudadanos, acusando sus diferencias, y olvidando que la IGUALDAD DE OPORTUNIDADES que hombres y mujeres merecen puede alcanzarse

jueves, 1 de marzo de 2018

¿ERRAR? ¿SOÑAR?


Seguro que existen tantos nacionalismos como ideas únicas tratan de imponerse por un grupo sobre otro, sin que ninguna de ellas, por sí sola, pueda ser respetable. Los hombres jamás serán homogéneos, ni ningún nacionalismo, por muy radical que sea, podrá imponerse a los demás. El nazismo trató de aniquilar a los judíos y éstos no toleran que un no nacido de madre judía se considere judío como ellos. Pertenecer a la humanidad es lo que importa y no las ideologías, circunstancias, lenguas, inclinaciones o estigmas con los que se crece. Pensemos en los animales sin “nuestra” capacidad de hablar, de razonar, de llegar a acuerdos o de superar sus instintos recluidos en una espiral sin salida. Pensemos en que los principios y creencias pueden alterarse, mezclarse o desaparecer, pero no así la condición humana. Compartir una identidad, un lenguaje, un convencimiento o una obsesión no es lo esencial, ni siquiera respetable, si por encima no está la capacidad de ser humano, aunque, posiblemente, encerrada en una esfera de la que sólo otro ser superior pueda escapar. 

La mayoría de las veces damos importancia al lugar donde nacimos o habitamos haciendo de ello una debilidad o fortaleza que siempre nos acompaña. Pero observemos como, por ejemplo, los andaluces que emigraron a Cataluña se tornaron en independentistas; como seguidores del R. Madrid C.F. se identifican con colores o la ciudad que los representa, aunque  sus jugadores sean de nacionalidades e interés distintos; como, en otro tiempo, la poderosa religión cristiana (hoy segregada en grupos variopintos) fue perseguida y tachada de secta vulgar y gente peligrosísima. No podemos obstinarnos en seguir lo que siempre ha sido porque, tal vez, ni siquiera existió o nunca fue como creímos. Creer no es ley y menos aún justicia; sólo es una suposición que conviene ratificar a menudo. Pertenecer a un grupo, a una comunidad, sin más argumentos que considerarla nuestra o, sencillamente, porque sí, es uno de los errores que se cometen olvidando sus orígenes o cómo ha llegado a lo que es.

En este país hay personas decisorias en instituciones que, sin tener en consideración cuanto antecede, llegan a un nacionalismo extremo, de tal suerte, que su miedo les obliga a pensar que la libertad otorgada  (que ellos no se permiten) vulnera el respeto de las personas cuando en realidad son opiniones e ideas sobre las cosas que, como todas ellas, son cambiantes. Su excesivo celo nacionalista abruma a cualquier otro más moderado. Tal es así, que desde hace tiempo la libertad en España está retrocediendo a pasos agigantados, por lo que la democracia sigue sus pasos e, insegura, se acerca a una sociedad tutelada con leyes pusilánimes. Baste observar la inviolabilidad del rey, una persona de carne y hueso, con sangre plebeya, con pulsiones humanas y errores capitales que, como la mayoría, sería incapaz de lanzar la primera piedra por estar libre de pecado. Ni siquiera habla ex cátedra, ni aplica dogmas porque sabe que la ofensa  a los sentimientos religiosos es una falacia, ya que nadie la puede demostrar, y menos aún, la persona jurídicas (cofradía, asociación…)  desprovista de sentidos. No hay duda que es algún radical nacionalista (monárquico, religioso…) que tira la piedra y esconde la mano entre una multitud de seguidores que callan y lo secundan. ¿Y qué decir de la incitación al odio? Quien odia: sufre, tratando de vengarse. La persona odiada ignora que lo es y más, si es un ente o sujeto virtual, exento de placer y dolor. Por tanto, es sólo una ocurrencia o juicio de valor emitido, más o menos afortunado, en medios de escasa difusión (digitales por lo general) para ser secundado; algo parecido al proselitismo de partidos políticos, religiones o grupos de otro tipo, dando a conocer sus bondades y atacando a su competencia para crear opinión y obtener votos favorables o el beneplácito de la gente. Intuya ¿por qué algunos londinenses  exhibieron lazos amarillos a lo Guardiola? Prohibir castiga y expande; la libertad responsabiliza.